LA VALL DE LA MURTA

Obra encargada por la SM de Alzira y A. Crespo, quienes la presentaron en el CIBM de 2002. Desde entonces se ha interpretado y grabado en multitud de países, como Suiza, Noruega, Holanda, Alemania o Singapur.

Es una pieza marcadamente descriptiva, fruto de la visita al valle del autor.

El primer tiempo se divide en 2 secciones: Les Serres y L'Incendi. Los montes reflejados son el Cavall Bernat y Les Agulles. El primero con su aspecto noble, tranquilo, grandioso y solemne, será uno de los elementos más importantes, puesto que su temática reaparecerá cíclicamente en el desarrollo de la obra. El segundo es muy contrastante porque su imagen (tosca, punzante, ruda, multiforme) resulta radicalmente distinta. Finalmente se recrea el peor incendio ocurrido en tan singular paraje, el de 1983.

El segundo tiempo está inspirado en la perla arqueológica del valle: el Monestir. La atmósfera inicial de reflexión religiosa, da paso a la progresiva edificación del no por modesto, menos valioso tesoro histórico. De algún modo este pasaje evoca la evolución desde los primeros núcleos ermitaños hasta el establecimiento de la Orden de San Jerónimo en 1401. Concluye con la reexposición de la imagen sonora de los monjes orando apaciblemente en su claustro.

Dos son también las partes del último tiempo. Primero aparecen, a ritmo de djembés, los temidos Pirates Moros, que después de la dominación musulmana frecuentaban la costa; con su marcha suena de nuevo el recogimiento monacal. La segunda sección se abre con una brillante fanfarria, que indica la llegada del personaje más ilustre que ha visitado el lugar, Felipe II. Es el año 1586, uno de los momentos de mayor esplendor; tal es la fastuosidad del acontecimiento, que para que las carrozas reales accedan al monasterio, se ha de construir un nuevo puente, el Pont de Pedra.